sábado, 7 de enero de 2012

Los hombres no lloran...o sí?

Por mucho que te empeñes difícilmente vas a poder evitar que tu mente deje de trabajar con estereotipos. Nuestra mente consciente, que tiene una capacidad bastante limitada, los necesita para funcionar de una manera más eficiente. Los estereotipos son ideas preconcebidas de la realidad, esquemas mentales que te ayudan a tomar decisiones rápidas sin tener que analizar en profundidad todos los elementos de una situación. En cierto modo, un esquema es como una teoría, una creencia sobre la forma en que funciona la experiencia.

Como ocurre con cualquier teoría, un esquema comporta un conjunto de suposiciones que consideramos plenamente fundamentadas. Esto es precisamente lo que nos permite formular interpretaciones que van más allá de la evidencia inmediata que nos proporcionan los sentidos. Y todo este armazón cognitivo hace posible, en suma, que puedas abrirte paso a través de la ambigüedad propia del mundo con que tienes que bregar. Pero, como casi todo en la mente humana, son un arma de doble filo. Nos impiden profundizar y nos perdemos la excepción, el detalle. La buena noticia es que, al igual que ocurre con las teorías, los esquemas también pueden ser revisados, en cuyo caso nuestro conocimiento aumenta.
Hace poco descubrí lo equivocada que estaba respecto a las hienas:

Todos conocemos la escena. Amanece en la sabana unos leones se comen a un animal muerto. Nos encanta y estiramos el cuello para poder ver bien la sangre y las tripas. De pronto, las localizamos en el borde de nuestro campo visual: hienas remolonas, inmundas, que inspiran desconfianza y que intentan abalanzarse sobre la comida: ¡carroñeras! Se nos invita a colmarlas de desprecio. Resulta que son fantásticas cazadoras. ¿Y sabes lo que pasa? Los leones, que no se distinguen por su eficacia a la hora de cazar, porque son grandes, lentos y muy visibles, se dedican a espiar a las hienas y a quitarles lo que han matado. No es de extrañar que cuando amanece en la sabana las hienas tengan un aspecto horrible, con grandes ojeras. Se han pasado toda la noche cazando y ahora, ¿quién está desayunando?
De vez en cuando deberías parar y profundizar un poco acerca de la imagen que tienes de algunas cosas y algunas personas. Solemos equivocarnos en negativo, probablemente porque hemos escuchado demasiadas veces eso de “piensa mal y acertarás” que no es más que, como diría Goebbels, una mentira repetida tantas veces que hemos conseguido convertirla en verdad.

Es bonito dejar que la vida te sorprenda y, si abres tu mente, lo hace constantemente. Así que si quieres satisfacer las expectativas que te generó el título de este post mira el vídeo.

P.D.: Observa, respeta el hecho, intenta verlo tal como es; no creas lo que deseas creer; deshazte de los apriorismos personales, de los prejuicios…. Las cosas –decía Santo Tomás de Aquino- son lo que son, no lo que me parece que son.

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