domingo, 1 de enero de 2012

La vie en rose

Hay una teoría circulando por ahí que mantiene que los optimistas se equivocan con tanta frecuencia como los pesimistas pero los primeros son incomparablemente más felices.

Lo cierto es que los optimistas no son sólo más felices, además les va mejor. El optimismo es como una profecía que se cumple por sí misma. Las personas optimistas presagian que alcanzarán lo que desean, perseveran, y la gente responde bien a su entusiasmo. Esta actitud les da ventaja en el campo de la salud, del amor, del trabajo y del juego, lo que a su vez revalida su predicción optimista. Es fácil imaginar esos días en los que algo empieza yendo mal, y todo se complica por momentos. Te desanimas con el primer fracaso, vas estresándote y entras en una espiral en la que no puedes si no estropearlo todo.

Richard G.M. Morris, profesor de Neurociencia de la Universidad de Edimburgo, llevó a cabo un experimento que constaba de dos pruebas consecutivas. Previamente había escogido al azar dos docenas de cobayas. En la primera prueba introdujo la mitad en un estanque de agua enturbiada con un poco de leche, para que no vieran unos cuantos montículos que había colocado en el fondo. Éstos eran los cobayas ”con suerte”, porque mientras braceaban para flotar se podían apoyar y descansar temporalmente en los promontorios ocultos antes de proseguir su marcha en busca de una salida. A la otra docena de cobayas los metió en un estanque de aspecto similar pero sin montículos. Estos conejillos “desafortunados” no tenían más remedio que nadar sin descanso para no ahogarse. Después de un buen rato, Morris sacó a todos los exhaustos animalitos del agua para que se recuperaran.

A continuación tuvo lugar la prueba definitiva: el investigador echó a los veinticuatro cobayas a un estanque de agua, también enturbiada con leche, sin isletas donde descansar. Mientras los cobayas del grupo “con suerte”, a los que en el primer experimento les había tocado el estanque con montículos en los que apoyarse, nadaban a un ritmo tranquilo, el grupo de cobayas “desafortunados” chapoteaba desesperadamente sin rumbo. Justo en el momento en que las puntiagudas narices de los agotados animalitos desaparecían bajo el agua, Morris los rescató de uno en uno y, después de apuntar el tiempo que habían nadado, los devolvió a sus jaulas extenuados y probablemente sorprendidos de estar vivos.

Cuando Morris calculó los minutos que los cobayas se habían mantenido a flote, descubrió que los del grupo “con suerte” habían nadado más del doble de tiempo que los “desafortunados”. Su conclusión fue que los cobayas “con suerte” nadaron más tranquilos y durante más tiempo porque recordaban las invisibles isletas salvadoras de la primera prueba, lo que les motivaba a buscarlas con la esperanza de encontrarlas. Por el contrario, los cobayas que durante la primera prueba no habían encontrado apoyo alguno, tenían menos motivación para nadar y hasta para sobrevivir. Los primeros se habían convertido en optimistas porque habían tenido una primera buena experiencia, los desafortunados no tenían algo que tú tienes, la capacidad para inventar las circunstancias, de tener expectativas positivas.

“Las personas que funcionan bien en este mundo son las que al levantarse por la mañana buscan las circunstancias que quieren, y si no las encuentran las inventan” (Bernard Shaw, La profesión de la Sra. Warren). La conclusión es que atraemos nuestra suerte, si piensas en positivo hay más probabilidad de que te vaya bien, si no, al menos, habrás sido más feliz.

 A esto me refiero cuando digo levantarse con optimismo….



P.D.: “Con los ojos muy cerrados gozó esperando que llegara el beso también con el viento, y la espera de lo cercano, del amor ahí al ladito, hizo que el mundo entrara en perfección”. Un mundo para Julius, Bryce Echenique

En 2012 siéntete siempre en la linde de un maravilloso cambio...


2 comentarios:

  1. Por favor, escribe un post acerca de este enlace que te adjunto aquí abajo. Me encantaría que dieras tu opinión, científica o no.

    http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2012/01/03/00031325587864537632370.htm

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  2. Hecho!! además tiene una fundamentación evolutiva como casi todo lo que pasa entre hombres y mujeres.

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