sábado, 14 de enero de 2012

Cuando Harry encontró a Sally

El otro día leí un artículo cuyo título rezaba “A las españolas les importa más el dinero de su pareja que su atractivo”, como me temo que las féminas podemos dar la impresión de ser pécoras interesadas me pide el cuerpo romper una lanza a favor del género. Tengo que decir que los hombres y las mujeres no son iguales porque su cerebro y su adaptación evolutiva tampoco lo son. Y ya de paso digo que si tengo que elegir entre la corrección política y la verdad científica opto por la última, aunque las verdades científicas no sean siempre bien acogidas.

Ese funcionar de manera diferente incluye el que para el hombre sean más importantes las imágenes y para la mujer las palabras y, no sólo esto, también sus dotes como buen cazador. El cerebro femenino ha aprendido a identificar a hombres cuyos recursos y actitud puedan ayudar a sobrevivir a su descendencia. Durante más de cinco años Buss estudió las preferencias en materia de varones de más de diez mil mujeres pertenecientes a treinta y siete culturas de todas las partes del mundo y descubrió que, en todas las culturas, las mujeres tienen menos interés en el atractivo visual (a pesar de que buscan parejas que sean, por termino medio, diez centímetros más altos y tres años y medio mayores que ellas), y más, en sus recursos materiales y estatus social. Por el contrario, para el hombre es más importante el físico de la mujer. El cerebro masculino ha aprendido a identificar a las parejas más sanas, a las que más probablemente les darán hijos. Según los resultados de Buss, en todo el mundo, los hombres prefieren esposas físicamente atractivas, de entre veinte y cuarenta años, que sean por lo común dos años y medio más jóvenes que ellos. También quieren que sus posibles parejas a largo plazo tengan piel clara, ojos luminosos, labios carnosos, cabello brillante y figuras curvilíneas como un reloj de arena. Desde una perspectiva práctica, todos estos rasgos, por superficiales que puedan parecer, son sólidas señales visuales de fertilidad.

El cerebro del hombre presta mucha importancia a su papel sostenedor de la mujer y sus vástagos por eso es fundamental para él sentir que puede mantenerlos. En el caso de la mujer, a pesar de la emancipación económica, sus tendencias arraigadas evolutivamente siguen estando presentes de una manera inconsciente. Es por eso que, a nivel emocional, una mujer necesita sentir cariño, comprensión, respeto, devoción y seguridad y, por el contrario, el hombre necesita confianza, aceptación, apreciación, aprobación y admiración.

A menudo, el amor falla porque solemos dar a los otros, instintivamente, aquello que nosotros mismos necesitamos. Las mujeres les dan a los hombres cariño, amor y  les persiguen cuando están estresados y sólo necesitan que se les deje solos. La mujer cree que está dando amor cuando hace un montón de preguntas atentas o muestra preocupación. Esto puede fastidiar mucho al hombre, es posible que empiece a sentirse controlado y a ansiar espacio. Los hombres, por su parte, deben recordar que las mujeres hablan de sus problemas para intimar, y no precisamente para conseguir soluciones. A menudo, la mujer sólo quiere manifestar sus sentimientos acerca de cómo le ha ido el día y el hombre, creyendo ayudar, la interrumpe y le ofrece toda una retahíla de soluciones a sus problemas o hace comentarios que quitan importancia a los problemas de ella. Puede decir, por ejemplo: “No te preocupes, no es para tanto”. O bien, es posible que no le haga el menor caso y suponga que le está dando a ella mucho “espacio” para que pueda tranquilizarse y meterse en su cueva. Lo que él considera como apoyo la hace a ella sentirse minimizada, desatendida y desdeñada.
 
Los hombres luchan por el derecho a ser libres, mientras que las mujeres luchan por el derecho a estar disgustadas. Los hombres quieren espacio y admiración y las mujeres comprensión.

P.D.: El conflicto está servido, tomémoslo con humor….

1 comentario:

  1. Me encantó. El pequeño párrafo final es magnífico!

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