sábado, 14 de abril de 2012

Felicidad para dummies

Si estás leyendo este post es porque te preocupa cómo ser más feliz. Me imagino que sueles leer otros artículos relacionados con la felicidad y algún que otro libro de autoayuda de esos que no sirven casi para nada. De manera que, probablemente, ya habrás llegado a una conclusión: la felicidad depende de uno mismo, de lo que haces y de cómo interpretas la realidad. Ahí va un poco de información que confirma tu teoría:

Cuando estás triste, lloras. Cuando eres feliz, sonríes. Cuando estás de acuerdo, asientes con la cabeza. Hasta ahí, todo normal, pero, según un campo de investigación conocido como psicología propioceptiva, el mismo proceso funciona a la inversa. Si consigo que te comportes de cierto modo, puedo provocar en ti ciertas emociones y ciertos pensamientos.

En un experimento (Laird, J.D., 2007) que se ha convertido en un clásico, se les pidió a dos grupos de personas que sumasen una lista de números. Durante la tarea, a un grupo se le dijo que frunciese el ceño (o, en palabras de los investigadores, que contrajeran el músculo superciliar), mientras que al otro se le pidió que esbozase una leve sonrisa (que extendiesen el músculo cigomático). Este sencillo movimiento facial tuvo un efecto sorprendente cuando pidieron a los participantes que puntuaran la dificultad de la tarea: lo que fruncían el ceño estaban convencidos de que se habían esforzado mucho más que los sonrientes.

En otro estudio diferente (Förster, J., 2004), los participantes tuvieron que concentrarse en una serie de productos que se movían por una gran pantalla de ordenador e indicar después si les parecían atractivos. Algunos de los artículos se movían verticalmente (lo que obligaba a los participantes a asentir con la cabeza mientras observaban), mientras que otros se movían horizontalmente (lo que suponía un movimiento de cabeza lateral). Los participantes preferían los productos que se movían verticalmente, sin ser conscientes de que sus movimientos de asentimiento y negación habían desempeñado un importante papel en sus decisiones.

La misma idea se aplica a la felicidad. Sonreímos cuando estamos contentos, pero también estamos más contentos porque sonreímos. El efecto funciona se sea o no consciente de la sonrisa. En los ochenta, Fritz Straack y sus colegas pidieron a dos grupos de personas que observaran las tiras cómicas de Gary Larson, Far Side, y dijesen si les parecían divertidas y lo felices que se sentían, pero poniéndolos en unas circunstancias bastante extrañas. A un grupo se le pidió que sostuviese un lápiz entre los dientes, asegurándose de que no les tocase los labios. Al otro, que sostuviesen el extremo del lápiz con los labios, no con los dientes. Sin darse cuenta, los del grupo de los dientes se veían obligados a sonreír, mientras que los de los labios tenían que fruncir el ceño. Los resultados revelaron que los participantes tendían a experimentar la emoción asociada con sus expresiones. Los que sonreían a causa del lápiz se sentían más felices y consideraban más divertidas las tiras cómicas que los que tenían que fruncir el ceño. Otros trabajos han demostrado que este aumento de la felicidad no desparece en cuanto se deja de sonreír. Sigue vivo y afecta a varios aspectos del comportamiento, incluida una interacción más positiva con los demás y la capacidad de recordar mejor los acontecimientos felices de la vida.

Sabiendo esto, puedes actuar como una persona feliz para aumentar tu sensación de felicidad. Intenta andar de forma más relajada, haciendo oscilar más los brazos, caminando con más brío. Intenta también hacer gestos más expresivos con las manos durante las conversaciones, asentir con la cabeza mientras los demás hablan, vestir ropa más colorida, utilizar con más frecuencia palabras con carga emocional positiva (sobre todo amor, gustar y cariño) reducir la frecuencia de referencias a ti mismo (a mí, mío y yo), variar más tu tono de voz, hablar algo más deprisa o dar la mano con más firmeza.

Bien, ya te lo he contado. Muchas de estas cosas ya las sabías, incluso te he dado consejos acerca de cómo debe ser tu conducta para ser una persona feliz. Ahora, dime, ¿eres más feliz?, probablemente tu índice de felicidad no haya aumentado en gran medida en estos dos minutos. Vamos a probar otra cosa, mira estos vídeos:





Ahora sí, ¿verdad?, ahora sí te has llenado de optimismo. A veces el truco no está en grandes manuales teóricos ni en densos libros de autoayuda que funcionan sólo mientras los estás leyendo. La cuestión es “experimentar” la felicidad, por ejemplo, rodeándote de gente positiva, con energía. Las emociones se contagian, no lo olvides, también las negativas.

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