sábado, 21 de abril de 2012

Conócete a ti mismo

Leía el otro día un verso de Antonio Machado: “El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”. ¿Existimos por nosotros mismos o nuestra existencia tiene sentido porque nos perciben los demás? En este sentido Hegel mantenía que sólo podemos conocernos a través de los otros, los demás se convierten en una suerte de espejo que refleja lo que somos pues, parece que, cuando nos miramos a nosotros mismos no somos muy objetivos. Lo oportuno entonces es que estemos muy atentos al feedback de los demás y aceptemos los comentarios y las críticas como un regalo, manteniendo una especie de actitud para construir.

Imagina que has recibido en pocos días varias críticas por la misma cuestión, incluso algún amigo se ha visto ofendido por tu actitud. Una vez que has pasado por el proceso de “negación”, -no, yo no soy así-, de “ira”, -quién se han creído los demás para juzgarme-, si tienes un mínimo de inteligencia emocional es posible que entres en la fase de “autoanálisis”. Has decidido tomar cartas en el asunto para modificar tu comportamiento, has apostado por crecer, por cambiar, por construir, por avanzar. Todo el mundo no puede estar equivocado y, como sabes, los hechos objetivos no importan, lo importante son las percepciones, en este caso, las de los demás. Censurar e irritarse es mucho menos útil que tratar de comprender por qué los demás reaccionan así contigo.

Otra manera de conocernos es a través de nuestras proyecciones. Hace ya muchos años que el filósofo David Hume advirtió esta tendencia señalando lo que denominó la “asombrosa tendencia” del ser humano a atribuir a los demás “las mismas emociones que observamos en nosotros y encontrar en todas partes las ideas que más presentes se hallan en nosotros”, en nuestra mente. Cuántas veces atribuyes a los demás tus propios miedos, tus propias inquietudes, tus propias intenciones. En la búsqueda de confirmar tus creencias te rodeas de gente que piensa como tú, que tiene tu mismo carácter y aspiraciones cuando lo enriquecedor son aquellas personas que por ser distintas te ayudan a valorar otras perspectivas y, por contraste, eres más consciente de tu propio yo.

Lo importante es tener una mente abierta y no tener miedo a conocerte. En ese proceso de autoanálisis no te preocupes si ves algo que no te gusta, nadie es perfecto. Cuando uno mira a los ojos a sus propios monstruos, se da cuenta de que tampoco resultan tan feos. Y cuando uno indaga en el lado oscuro, puede ayudar a otros a romper sus cadenas y a desarrollar su potencial. Existe un dicho del Profeta Mahoma que dice: “La mayor ignorancia para el hombre es la ignorancia de sí mismo”. También lo dijo Sócrates hace más de 2.000 años en la Grecia Clásica: “Hombre, conócete a ti mismo”.



P.D.: “¿Conoces a alguien a quien desearías modificar, y regular, y mejorar? ¡Bien¡ Espléndido. Yo estoy a favor. Pero, ¿por qué no empiezas por ti mismo? Desde un punto de vista puramente egoísta, eso es mucho más provechoso que tratar de mejorar a los demás. Sí, y mucho menos peligroso.

3 comentarios:

  1. Muy buen artículo Eva.

    Yo pienso que sólo podemos cambiar el mundo, cambiándonos a nosotros mismos, reinvéntandonos, expresándonos.

    Tiramos balones fuera cuando el problema está realmente en nuestro campo. Nuestra mente es arrogante por naturaleza y no aceptamos cambiar de opinión. Pero si el resto del mundo tiene otra opinión, no sería apropiado reflexionar la nuestra?

    Sólo aceptando nuestros monstruos y nuestro lado oscuro, siendo nosotros mismos, es cuando estaremos en paz con con uno mismo y por ende con los demás.

    Tener fé en uno mismo, ese es mi lema.

    Muy buen post, abrazos Eva!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Alexis. Hay una frase que me gusta mucho: la generosidad bien entendida empieza por uno mismo. Incluso cuando hablamos de generosidad el egoismo tiene sentido, porque cuando nos mejoramos y cuidamos a nosotros mismos inevitablemente nuestro entorno mejora :)

    ResponderEliminar
  3. Que "casualidad" leer hoy este post. Otra de tus maravillas.
    GRACIAS

    ResponderEliminar