domingo, 22 de julio de 2012

Con sólo una palabra

No sólo dices cosas, sino que también haces cosas al decirlas. Por ejemplo, mandas, prometes, engatusas, timas, enamoras. Pero tu relación con el lenguaje se establece sobre su sustento bidireccional. Así, la palabra, signo inventado para influir en otro, puede volverse como un boomerang y acabar influyendo en ti mismo.

Lo que creemos condiciona lo que creamos de manera que la manera de hablarnos a nosotros mismos, nuestro uso del lenguaje, condiciona nuestros pensamientos que a su vez determinan lo que hacemos y la manera de comportarnos.

Cuando te sientas imposibilitado para resolver algo porque te ves a ti mismo en el interior de un túnel, empieza por acostumbrarte a reflexionar, a pensar que no es que no exista la salida a ese túnel, sino que mientras no cambies de estado mental, sencillamente, no lo verás. Puede que parezca a primera vista que esta distinción no es relevante y, sin embargo, sí lo es y mucho, porque es la misma distinción que existe entre ser torpe o realizar torpezas, entre ser un fracasado y cometer errores.

Es muy diferente el impacto que tiene en nosotros una conversación cuando usamos el verbo ser o el verbo tener. De ahí que sea tan importante que cambiemos la interpretación de la frase “soy limitado” por la de “en este preciso momento estoy experimentando unas limitaciones”. El lenguaje no sólo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla. Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta tremendamente a nuestra manera de relacionarnos con el mundo. Resultan muy sorprendentes los estudios del profesor japonés Masaru Emoto y sus fotografías, que muestran cómo la manera de hablar a simples recipientes con agua afecta a la forma que adquieren los cristales cuando ésta se congela. No olvidemos que un porcentaje enorme de nuestro cuerpo es agua. Resulta inquietante pensar en la manera en la que nosotros con nuestra forma tan dura de hablarnos a nosotros mismos podemos afectar a nuestro cuerpo.

Hoy en día el mundo de la energía es cada vez más reconocido, valorado y respetado. Disciplinas como el yoga, el tai chi, el qi gong o el Reiki son incluidas en el tratamiento de enfermos en algunos de los hospitales más prestigiosos del mundo. No olvides que cuando hablas, también hay una emisión de energía y hay formas de energía que sanan y otras que enferman.





P.D.: El otro día leía una frase en un libro del prestigioso médico y conferenciante Mario Alonso Puig que me dio mucho que pensar: si hablásemos a los demás como nos hablamos a nosotros mismos probablemente no tendríamos ningún amigo.


1 comentario:

  1. Buenos días, cuanto de cierto en lo que dices. Al final, y al principio, siempre recibimos lo que damos. Por "casualidad" este post viene perfecto a nuestras situaciones diarias.
    Muchas felicidades por entrada Eva.

    Saludos.
    Juan Antonio

    ResponderEliminar